Imperium Logistic: Un sueño de Josephine y Santiago
¿Puede una diapositiva en blanco convertirse en un proyecto para una vida en común? Es lo que están tratando de averiguar Josephine Serbín y su pareja, Santiago Merino, desde hace un par de años.
“Esto más que un proyecto del momento, es algo para toda la vida. Y lo que nos mueve es crecer. Ahora estamos empezando, así que tenemos sólo un camión, pero nuestro objetivo es llegar a tener una flota grande”, relata Josephine Serbín, directora general de Imperium Logistic, sobre cómo su sueño se une con su negocio.
Su pareja, Santiago Merino, tiene claro que en ese largo camino que tienen por delante no faltarán los obstáculos, pero no lo preocupan demasiado porque está igual de convencido que Josephine de la decisión de embarcarse en este proyecto.
“Problemas hemos tenido de todo tipo. Desde fallas mecánicas hasta por motivos de seguridad. Pero lo que más hemos aprendido de todo este proyecto —que no es un proyecto escolar, ni siquiera laboral; para nosotros es un proyecto de vida— ha sido la resiliencia. Siempre lo digo: los buenos momentos llegan si tienes el coraje para atravesar los malos”, dice, y parece repetírselo a sí mismo, casi como un mantra.
Todo comenzó siete años atrás, en una fiesta de amigos en común, en la que Josephine y Santiago se conocieron. No pasó mucho hasta que descubrieron que estudiaban en la misma universidad, que habían elegido la misma carrera, y que desde hace tiempo compartían la misma pasión por el transporte y la logística.
Ya enamorados, pasaron varios años hasta que, en 2017, pensaron por primera vez en el proyecto de Imperium Logistic. Pasó un año más, hasta 2018, para que esa diapositiva en blanco en un powerpoint comenzara a tomar forma con la constitución de la empresa. Transcurrieron dos años más hasta que lograron concretar la compra de su primer camión.
En ese momento, Juan Manuel Morales Guerrero, un camionero con 20 años de experiencia en las carreteras mexicanas, llegó a sus vidas y se convirtió en la tercera pieza —y clave— de la compañía.
“Ha sido fundamental para la empresa. Nos ha enseñado mucho. Nosotros administrativamente teníamos una buena estructura, pero cuando empezamos la operación desconocíamos muchas cuestiones cotidianas. Qué necesita un tráiler, o en qué momento está en buen estado, por ejemplo. Toda esa parte operativa él la conoce al 100%. Así que nos guió desde que empezamos, nos orientó mucho en ese aspecto”, cuenta Josephine sobre Juan Manuel, el único operador de Imperium Logistic, por el momento.
Con la experiencia que ha acumulado en estos años, la pareja ya fantasea con ampliar su flota. En este momento, están en el proceso de adquirir nuevas unidades, siguiendo las necesidades crecientes de sus clientes.
“Lo difícil fue entrar y que confiaran en nosotros. Pero una vez que pasa eso, el proceso empieza a rodar: dame otra unidad, dame otra unidad, dame otra unidad, nos dicen”, explica Santiago Marino sobre una demanda que alimenta sus sueños de crecimiento.
Pero no todo es color de rosa. Una de las cosas que ha sido más complicada para Josephine es hacerse un lugar en una industria fuertemente masculina, y por eso tiene en mente diferentes proyectos: “He enfrentado situaciones difíciles, y ha sido duro, pero también ha sido una experiencia muy padre y de mucho aprendizaje. Por eso tengo pensado que, en un futuro, conforme vaya creciendo la flota, incorporaremos en nuestro equipo a operadoras mujeres”.
“Muchos nos decían que este era un muy buen negocio, pero a la vez muy rudo. Y es verdad, hay cosas bastante buenas —o como dicen los transportistas, ‘te vuelves adicto al diesel’—. Tal como menciona Jos, el ambiente sigue siendo muy machista, es una industria de hombres y eso es muy pesado. Sin embargo, cada vez más se van abriendo más puertas para las mujeres, y en la actualidad hay muchas operadoras con historias increíbles”, añade Marino, quien respalda la inclusión de las mujeres en la industria.
Otra de las dificultades que han tenido que sortear está vinculada con su corta edad. Santiago tiene 28 años y Josephine tiene 29, y su empresa compite con otras con 80 años de experiencia, en las que sus directivos son la tercera generación de una familia, en algunos casos.
Sin embargo, son esos mismos competidores los que les demuestran que se puede, y que no deben bajar los brazos ante las dificultades. Así lo explica Santiago: “Los transportistas con los que hemos hablado nos dicen: ‘No se apuren. Yo empecé con dos y ahora tengo 600’. O: ‘Yo empecé manejando el mío y ahora tengo más de cien’. Y son los mismos que nos dicen: ‘Lo que necesites, tienes mi apoyo’. Porque se identifican con nosotros. Todos empezaron así.